No es fácil encontrar en la naturaleza una planta que reúna tantas propiedades beneficiosas para la salud en general y para la piel en particular. Hasta el momento se han descrito más de 200 sustancias contenidas en el aloe vera que mejoran el funcionamiento cotidiano de nuestro organismo. El aloe vera (verdadero aloe), especie que por sus extraordinarias cualidades centra la mayoría de los estudios, y de la cual se han constatado mediante multitud de ensayos y análisis bioquímicos que posee un cóctel de moléculas activas que interactúan sinérgicamente y resultan esenciales para la prevención y curación de numerosas enfermedades y dolencias.
Por su contenido, el aloe ha sido definida como una planta "adaptógena", es decir, capaz de restablecer el normal equilibrio del organismo, es decir, procura al organismo todo aquello que necesita para preservar el estado de salud, la homeostasis.
Es sabido que los medicamentos son esenciales para el tratamiento de multitud de enfermedades, usados racionalmente pueden paliar el dolor, contener infecciones, y mejorar nuestra vida en general, no obstante el abuso de fármacos, sobre todo cuando existen remedios naturales efectivos que los pueden suplir en multitud de dolencias comunes, puede resultar contraproducente, e incluso acortar la vida. Si usamos los antibióticos cuando no los necesitamos dejan de ser eficaces, las bacterias se hacen resistentes y ya no sirven. Muchos de los principios activos de estos preparados sintéticos no se eliminan correctamente y el hígado se resiente de este depósito acumulativo de sustancias tóxicas que, a la larga, pueden producir daños hepáticos irreparables. Los medicamentos no curan, es el propio cuerpo el que sana cuando se le procura la ayuda necesaria, y ahí entra el aloe y la nutrición ortomolecular, porque somos lo que comemos.
Nota: este texto es de mi amigo Pedro Sánchez Torrente.
Miguel, soy David Flores, bueno, que me ha encantado que por fin te hayas decidido a tener tu propio blog. Saludos
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